La revolución médica internacional en torno a la utilización de la cannabis (tanto sativa como índica) es una de las etapas más importantes en la historia reciente de la Medicina. Esta se perfila como una panacea (o pseudopanacea) que está cambiando los esquemas mentales y terapéuticas de la profesión médica en casi todas sus especialidades.
La historia de la humanidad está íntimamente vinculada al cultivo y al consumo de la cannabis. Desde hace 600 millones de años existe la presencia de canabinoides en organismos unicelulares, bacterias, eucariotes y moluscos.
Los médicos griegos Dioscorides y Galeno, describieron el uso del cáñamo (la planta masculina) por sus propiedades medicinales.
La cannabis fue introducida en la medicina británica por O´Shaughnessy en 1830, luego de observar su uso en la India para el tratamiento de la rabia, el reumatismo, la epilepsia y el tétano. O´Shaughnessy descubrió que era un analgésico efectivo.
En Francia, las propiedades tóxicas de la cannabis fueron observadas experimentalmente in 1840 por Jacques-Joseph Moreau, considerado el padre de la Psicofarmacología (“Hashish Intoxication and Mental Illness”).
La cannabis fue ampliamente utilizada durante los siglos 19 y comienzos del 20 en la fabricación de medicamentos y aceptada por la farmacopea norteamericana y el gobierno federal de los Estados Unidos. La cannabis fue introducida formalmente en la farmacopea de los Estados Unidos (USP) en 1854. Para 1900, la cannabis era el tercer ingrediente activo más frecuente y más importante en los medicamentos patentados, después del alcohol y los opiáceos.
Su desaparición de la farmacología anglosajona obedeció a motivos que poco o nada tienen que ver con argumentos médico científicos. Hasta los años 30, pululaban los medicamentos con base de cannabis en la farmacopaedia norteamericana con acción curativa de más de 200 enfermedades. A la industria farmacéutica no le sirve los medicamentos que curan (el modelo norteamericano de la hipertensión, asma, diabetes, lupus, epilepsia, etc). Evidentemente a la gran industria le resulta más rentable el NO CURAR y peor aún, ENFERMAR INDEFINDAMENTE para multiplicar las ganancias.
El descubrimiento de receptores endocanabinoides en el cuerpo humano en casi todos los órganos y sistemas corporales, puso de relieve que la evolución de la especie humana está indeleblemente unida a la marihuana, quiérase o no.
El sistema endocanabinoide humano tiene funciones de regulación y modulación del sistema nervioso, cardiovascular, inmunológico, renal, neumológico, gastrointestinal, músculo-esquelético, genético, etc. Aquí radica su amplio espectro terapéutico y su amplia utilización durante miles de años por distintas culturas en enfermedades disímiles con resultados que no tienen rival dentro de la industria petro-química actual.
La cannabis está siendo utilizada para el tratamiento de diferentes patologías: cáncer, hipertensión, artritis, asma, fibromialgia, epilepsia, lupus, diabetes, obesidad, enfermedad de Alzheimer, enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple, esclerosis amiotrófica lateral, migraña, trastorno por estrés postraumático, depresión, trastorno de ansiedad, artrosis, trastornos psicóticos, síndrome de colon irritable, psoriasis, glaucoma, enfermedades autoinmunes, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, síndrome de fatiga crónica, infecciones, apnea del sueño, neuropatías, distonía, colitis ulcerativa, hepatitis C, VIH-SIDA, osteoporosis, dolor crónico, Síndrome de Tourette.
El estudio de los efectos médicos de la cannabis está afincado profundamente en la tradición científica de los Estados Unidos. Desde hace más de cuatro décadas el gobierno federal patrocinó miles de estudios sobre la cannabis muchos de los cuales tuvieron que ser desaparecidos ante unos resultados terapéuticos espectaculares
El sistema endocannabinoide evolucionó con nuestra especie y está involucrado directamente en la fisiología NORMAL del ser humano: control del movimiento, dolor, reproducción, metabolismo, memoria, apetito, inflamación, sistema inmune, etc.
La presencia de receptores cannabinoides en el cerebro y tejidos periféricos evidencia un sistema modulador nervioso de todas las funciones fisiológicas. Los canabinoides y endocannabinoides están en la intersección de varios sistemas corporales que permiten la coordinación y la comunicación de las distintas células del cuerpo.
Sus principales componentes, el THC (tetrahidrocanabinol) y el CBD (canabidiol) han sido estudiados ampliamente y sus posibilidades terapéuticas le han sido ocultadas a los pueblos del mundo y muchas veces, han sido falsificadas o negadas.
Sin embargo, a pesar de sus múltiples virtudes, la cannabis NO es inocua. Su acción cardiovascular exige gran cuidado por parte del médico tratante en pacientes con trastornos de la conducción eléctrica del corazón y en problemas de disautonomía de origen central o cardíaco. Su capacidad para bajar la tensión arterial e inducir bradicardia obligan a examinar asiduamente al paciente antes de iniciar cualquier tratamiento.
Por ser una sustancia con acción farmacológica en múltiples sistemas, su uso debe estar dirigido por un médico y no por los fabricantes del producto como infortunadamente viene sucediendo.
Dr. Carlos A. Sosa